CÁNCER DE PIEL

Cáncer de piel y su relación con el Sol

El cáncer de piel está aumentando en todo el mundo a un ritmo de 3-8% anual desde 1960.

Las cifras de cáncer de piel (melanoma, carcinoma basocelular y carcinoma espinocelular) se han duplicado en las últimas décadas. En EEUU, el cáncer de piel no melanoma, se encuentra entre los cinco tumores malignos que más costes genera. En este país, el melanoma cutáneo es en el segundo cáncer que más muertes ocasiona entre los jóvenes. En España, coincidiendo con esta tendencia, las tasas de incidencia de cáncer de piel se han incrementado significativamente durante el periodo de 1978 a 2002, sobre todo en las mujeres y los más jóvenes.

La exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta es la principal causa de cáncer de piel.

Los baños al sol, los deportes y los trabajos al aire libre, son prácticas de riesgo si no se emplean las medidas adecuadas de protección solar. Se distinguen dos patrones de exposición solar de riesgo, uno profesional (trabajos realizados al exterior), caracterizado por una exposición crónica y acumulativa, que se asocia a un riesgo que incrementa la aparición de carcinoma espinocelular; otro recreativo (baños al sol y deportes practicados al aire libre), agudo e intermitente, se relaciona con un riesgo que aumenta las posibilidades de la manifestación de carcinoma basocelular y melanoma cutáneo. Por otro lado, el uso de cabinas de rayos UVA de bronceado, aumenta el riesgo de melanoma en jóvenes menores de 35 años.

La infancia y la adolescencia son etapas críticas de riesgo. Durante estos años, se reciben más del 50% de las RUV de la vida. Además, a esta edad las RUV tienen un efecto más perjudicial en la piel, siendo determinantes del riesgo de cáncer de piel puesto que “la piel tiene memoria”. Las quemaduras solares (QS) son el principal factor de riesgo de cáncer de piel y tan solo una QS en la infancia o adolescencia, duplica el riesgo a la aparición de melanoma en la vida adulta. Algunas personas tienen mayor riesgo de cáncer de piel, especialmente aquellas que tienen la piel clara, fototipos cutáneos I y II, historia familiar de melanoma, más de 50 lunares, estados de inmunosupresión y ciertas enfermedades genéticas.